Historia
Periodo prehistórico
El territorio de Cundinamarca estuvo habitado casi desde 12.000 a. C. como lo demuestran los registros fósiles hallados en Soacha y Tequendama.
Al igual que Mesoameriaca y la región andina de Perú vivió periodos de "evolución" cultural desde el nomadismo hasta el asentamiento de una cultura avanzada, pasando los periodos preclásico, clásico y postclásico, pero las civilizaciones pre-muisca dejaron escasos rastros de su desarrollo.
El cultivo del maíz, papa, tomate, etc. aparecería sobre el 1.200 a. C. desarrollando un sedentarismo moderado.
Los Muiscas pertenecientes a la familia lingüística Chibcha habrían llegado en algún momento entre el año 1.000 a. C. y 1.000 d. C. en el periodo clásico. La agricultura intensiva, y los procesos industriales permitieron el desarrollo de la tercera cultura prehispánica más avanzada de América en Cundinamarca, los Muiscas. Probablemente en siglo XIV los pueblos de origen Caribe invadieron el valle del Magdalena y las provicias de Sumapaz, Tequendama, Gualivá y Rionegro, y se denominaron Panches mientras algunas tribus menores de origen Arawak fueron desplazadas al piedemonte llanero.
El territorio de Cundinamarca estuvo habitado casi desde 12.000 a. C. como lo demuestran los registros fósiles hallados en Soacha y Tequendama.
Al igual que Mesoameriaca y la región andina de Perú vivió periodos de "evolución" cultural desde el nomadismo hasta el asentamiento de una cultura avanzada, pasando los periodos preclásico, clásico y postclásico, pero las civilizaciones pre-muisca dejaron escasos rastros de su desarrollo.
El cultivo del maíz, papa, tomate, etc. aparecería sobre el 1.200 a. C. desarrollando un sedentarismo moderado.
Los Muiscas pertenecientes a la familia lingüística Chibcha habrían llegado en algún momento entre el año 1.000 a. C. y 1.000 d. C. en el periodo clásico. La agricultura intensiva, y los procesos industriales permitieron el desarrollo de la tercera cultura prehispánica más avanzada de América en Cundinamarca, los Muiscas. Probablemente en siglo XIV los pueblos de origen Caribe invadieron el valle del Magdalena y las provicias de Sumapaz, Tequendama, Gualivá y Rionegro, y se denominaron Panches mientras algunas tribus menores de origen Arawak fueron desplazadas al piedemonte llanero.
EL DORADO
El Dorado es un lugar mítico que se suponía que tenía grandes
reservas de oro y que fue buscado por los exploradores
españoles e ingleses con gran empeño, atraídos por la idea de un
lugar con calles pavimentadas de oro, en donde el preciado metal era algo tan
común que se despreciaba. Muchos de ellos murieron en el intento por descubrir
la ciudad, ya que las largas expediciones transcurrían por la selva y a la
dureza del terreno había que unir la falta de provisiones. Se suponía que estaba
ubicado en alguna parte del centro de Colombia y tambien en las zonas de la amazonia,
como Brasil, Ecuador, Perú, Venezuela, e.t.c, pero en especial en zonas de la
Nueva
Granada.
Origen de la leyenda:
Se tiene constancia del mítico Dorado por primera vez en Quito, donde se le habla a Jiménez de Quesada sobre ese fabuloso reino. Se
formó allí la leyenda de El Dorado, «El Hombre Dorado», «El Indio Dorado», «El
Rey Dorado». Imaginado como un lugar, El Dorado llegó a ser un reino, un imperio, la ciudad de este lugar legendario.
En busca de este reino legendario de oro fue primero enviado Don Ángel Guerra
por la corona de la Reina Isabel
la Católica, sin suerte después de una profunda búsqueda por el
Amabaya, sus pasos fueron seguidos entonces por Don Francisco
de Orellana y Don Gonzalo Pizarro quienes partieron de Quito en 1541 hacia el Amazonas en una de las más fatídicas y famosas
expediciones para encontrar El Dorado.
Ceremonia del Indio Dorado:
La narración original se encuentra en la crónica, El
Carnero, de Juan Rodríguez Freyle. Según Freyle, el cacique sacerdote de los muiscas era ritualmente cubierto en polvo de oro en
el festival religioso de Guatavita, cerca del sitio donde hoy está Bogotá.
En 1636 Juan Rodríguez Freyle escribió una versión, dirigida a su amigo Don
Juan, el cacique o gobernante de Guatavita:
«...En aquella laguna de Guatavita se hacía una gran balsa de juncos, y
aderezábanla lo más vistoso que podían… A este tiempo estaba toda la laguna
coronada de indios y encendida por toda la circunferencia, los indios e indias
todos coronados de oro, plumas y chagualas… Desnudaban al heredero (...) y lo
untaban con una liga pegajosa, y rociaban todo con oro en polvo, de manera que
iba todo cubierto de ese metal. Metíanlo en la balsa, en la cual iba parado, y a
los pies le ponían un gran montón de oro y esmeraldas para que ofreciese a su
dios. Entraban con él en la barca cuatro caciques, los más principales,
aderezados de plumería, coronas, brazaletes, chagualas y orejeras de oro, y
también desnudos… Hacía el indio dorado su ofrecimiento echando todo el oro y
esmeraldas que llevaba a los pies en medio de la laguna, seguíanse luego los
demás caciques que le acompañaban. Concluida la ceremonia batían las banderas...
Y partiendo la balsa a la tierra comenzaban la grita... Con corros de bailes y
danzas a su modo. Con la cual ceremonia quedaba reconocido el nuevo electo por
señor y príncipe».
Existen también otras lagunas en el departamento de Cundinamarca en las que
se practicaba este ritual y en las cuales se encontraron piezas de oro,
exhibidas hoy en día en el Museo del Oro de Bogotá. Una de ellas, la Balsa
Muisca de Pasca, representa el rito de El Dorado en una hermosa
figurilla de oro encontrada en la campiña cercana al pueblo de Pasca, Cundinamarca.
Las poblaciones muiscas y sus tesoros cayeron rápidamente en manos de los conquistadores. Al hacer inventario de las nuevas
tierras obtenidas, los españoles pronto se dieron cuenta de que —a pesar de las
cantidades de oro en manos de los indios— no había ciudades doradas, ni siquiera
minas ricas, puesto que los muiscas obtenían el oro a través del comercio con
naciones vecinas. Pero al mismo tiempo los españoles empezaron a escuchar
historias de El dorado de los indios capturados, y de los ritos que tenían lugar
en la laguna de Guatavita.
La laguna de Guatavita tiene hoy una gran zanja en uno de sus costados,
evidencia de los intentos que se hicieron en 1580 de drenar la laguna.
Expediciones:
La expedición más famosa en busca de El Dorado fue aquélla de Francisco de Orellana en 1541, aunque hubo otros intentos antes de ésta. Al
principio, los exploradores buscaron El Dorado en los Andes,
cerca de Colombia. Sebastián de Belalcázar, un conquistador español que había viajado con Cristóbal
Colón y Francisco Pizarro, buscaron El Dorado en el
sur-occidente de Colombia en 1535. Nicolás
de Federmann, explorador y cronista alemán que participó en la
conquista española de Venezuela y Colombia, también dirigió una expedición
para buscar El Dorado en 1535. El conquistador español Gonzalo
Jiménez de Quesada partió en busca de El Dorado en 1536.
Después de haber derrotado a los Muiscas y haber establecido a Bogotá como la capital del Nuevo Reino de Granada, Quesada se dio cuenta de que
Federmann y Belalcázar también habían reclamado la misma tierra; en un pacífico
encuentro llevado a cabo en Bosa, les convenció de regresar a España en 1539 y resolver el asunto.
Mientras los tres entablaban batallas legales por Nueva Granada, otros
hombres continuaron la búsqueda. En 1541 Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana salen en
pos de El Dorado y terminan en un desastroso viaje por el Amazonas. Después de dividirse en dos grupos, Pizarro
y sus hombres regresaron a Quito, mientras que Orellana continuó el viaje,
descubriendo y dando nombre al río Amazonas.
En 1541
el explorador español, nacido en Alemania, Felipe de Utre, emprendió una infructuosa búsqueda de
El Dorado a lo largo del Amazonas en el territorio de Omagua. Encontró un territorio densamente poblado,
pero ningún reino dorado.
Walter
Raleigh fue el primer explorador inglés en emprender la búsqueda.
Raleigh partió para la Guayana, a la que denominó en 1595 como "Guiana". Navegó a lo largo del río
Orinoco (hoy Venezuela) hacia el interior de la Guayana, encontró
algunos objetos de oro, pero nada de las dimensiones de la leyenda, después de
lo cual publicó un libro sobre su viaje titulado El descubrimiento de la
Guiana, donde promovía la exploración del Reino Dorado.
En 1987
se publicó en un diario local Folha de Boa Vista del estado de Roraima
(Brasil)
lo que podría significar, si se verifica, un descubrimiento excepcional hecho
por Roland Stevenson, Chileno radicado en la ciudad de Manaus. Dio cuenta de un camino inca desde el Ecuador
hasta las sierras de las Guyanas con tambos de piedra en su recorrido. Además
encontró vestigios de indumentaria inca e inclusive grabados en piedra con
motivos andinos. Especuló además con que el nombre «Guyana» podría provenir del Inca Huayna Cápac , ya
que se su pronunciación es semejante, y aseguró que algunas etnias hablaban una
lengua emparentada con el idioma quechua,[1]
así como que la fisonomía de algunos representantes de la etnia Yanomami era muy
parecida a la de los pobladores andinos.
El Dorado y el falso mito de Guatavita:
En 1990 y luego de tres años de preparativos e
investigaciones, el documentalista y periodista colombiano Roberto Tovar Gaitán ingresa con un equipo de buzos y
cámaras de televisión, a la Laguna de Guatavita ubicada en Sesquilé Cundinamarca, comprobando que tiene una profundidad
de 26 metros en el centro. Descubre además, en sus fondos, gran cantidad de
arbustos muertos y pastos casi petrificados por el frío, los cuales evidencian
que entre 1900 y 1906 la laguna fue secada totalmente. Además Tovar localiza un
túnel por el cual se desaguó la laguna.[cita
requerida]
En su viaje titulado Las lagunas del Dorado, evidencia y demuestra que
aun cuando la laguna de Guatavita fue un centro ceremonial importante para la
iniciación de los jóvenes que serían coronados Zipas o reyes de Bacatá, esa laguna «no fue la verdadera cuna de El
Dorado». Según los hallazgos, la verdadera sería la lagunita de Siecha (palabra muisca que significa La casa del
varón), localizada cerca de la pirámide del Sol Muisca, a 35 kilómetros de
Guatavita.[cita requerida]
Toda la historia se relata en una serie de vídeos documentales, titulada
Colombia oculta, propiedad del Sr. Tovar y que se pueden ver en la
videoteca del Museo del Oro de Bogotá.[
reservas de oro y que fue buscado por los exploradores
españoles e ingleses con gran empeño, atraídos por la idea de un
lugar con calles pavimentadas de oro, en donde el preciado metal era algo tan
común que se despreciaba. Muchos de ellos murieron en el intento por descubrir
la ciudad, ya que las largas expediciones transcurrían por la selva y a la
dureza del terreno había que unir la falta de provisiones. Se suponía que estaba
ubicado en alguna parte del centro de Colombia y tambien en las zonas de la amazonia,
como Brasil, Ecuador, Perú, Venezuela, e.t.c, pero en especial en zonas de la
Nueva
Granada.
Origen de la leyenda:
Se tiene constancia del mítico Dorado por primera vez en Quito, donde se le habla a Jiménez de Quesada sobre ese fabuloso reino. Se
formó allí la leyenda de El Dorado, «El Hombre Dorado», «El Indio Dorado», «El
Rey Dorado». Imaginado como un lugar, El Dorado llegó a ser un reino, un imperio, la ciudad de este lugar legendario.
En busca de este reino legendario de oro fue primero enviado Don Ángel Guerra
por la corona de la Reina Isabel
la Católica, sin suerte después de una profunda búsqueda por el
Amabaya, sus pasos fueron seguidos entonces por Don Francisco
de Orellana y Don Gonzalo Pizarro quienes partieron de Quito en 1541 hacia el Amazonas en una de las más fatídicas y famosas
expediciones para encontrar El Dorado.
Ceremonia del Indio Dorado:
La narración original se encuentra en la crónica, El
Carnero, de Juan Rodríguez Freyle. Según Freyle, el cacique sacerdote de los muiscas era ritualmente cubierto en polvo de oro en
el festival religioso de Guatavita, cerca del sitio donde hoy está Bogotá.
En 1636 Juan Rodríguez Freyle escribió una versión, dirigida a su amigo Don
Juan, el cacique o gobernante de Guatavita:
«...En aquella laguna de Guatavita se hacía una gran balsa de juncos, y
aderezábanla lo más vistoso que podían… A este tiempo estaba toda la laguna
coronada de indios y encendida por toda la circunferencia, los indios e indias
todos coronados de oro, plumas y chagualas… Desnudaban al heredero (...) y lo
untaban con una liga pegajosa, y rociaban todo con oro en polvo, de manera que
iba todo cubierto de ese metal. Metíanlo en la balsa, en la cual iba parado, y a
los pies le ponían un gran montón de oro y esmeraldas para que ofreciese a su
dios. Entraban con él en la barca cuatro caciques, los más principales,
aderezados de plumería, coronas, brazaletes, chagualas y orejeras de oro, y
también desnudos… Hacía el indio dorado su ofrecimiento echando todo el oro y
esmeraldas que llevaba a los pies en medio de la laguna, seguíanse luego los
demás caciques que le acompañaban. Concluida la ceremonia batían las banderas...
Y partiendo la balsa a la tierra comenzaban la grita... Con corros de bailes y
danzas a su modo. Con la cual ceremonia quedaba reconocido el nuevo electo por
señor y príncipe».
Existen también otras lagunas en el departamento de Cundinamarca en las que
se practicaba este ritual y en las cuales se encontraron piezas de oro,
exhibidas hoy en día en el Museo del Oro de Bogotá. Una de ellas, la Balsa
Muisca de Pasca, representa el rito de El Dorado en una hermosa
figurilla de oro encontrada en la campiña cercana al pueblo de Pasca, Cundinamarca.
Las poblaciones muiscas y sus tesoros cayeron rápidamente en manos de los conquistadores. Al hacer inventario de las nuevas
tierras obtenidas, los españoles pronto se dieron cuenta de que —a pesar de las
cantidades de oro en manos de los indios— no había ciudades doradas, ni siquiera
minas ricas, puesto que los muiscas obtenían el oro a través del comercio con
naciones vecinas. Pero al mismo tiempo los españoles empezaron a escuchar
historias de El dorado de los indios capturados, y de los ritos que tenían lugar
en la laguna de Guatavita.
La laguna de Guatavita tiene hoy una gran zanja en uno de sus costados,
evidencia de los intentos que se hicieron en 1580 de drenar la laguna.
Expediciones:
La expedición más famosa en busca de El Dorado fue aquélla de Francisco de Orellana en 1541, aunque hubo otros intentos antes de ésta. Al
principio, los exploradores buscaron El Dorado en los Andes,
cerca de Colombia. Sebastián de Belalcázar, un conquistador español que había viajado con Cristóbal
Colón y Francisco Pizarro, buscaron El Dorado en el
sur-occidente de Colombia en 1535. Nicolás
de Federmann, explorador y cronista alemán que participó en la
conquista española de Venezuela y Colombia, también dirigió una expedición
para buscar El Dorado en 1535. El conquistador español Gonzalo
Jiménez de Quesada partió en busca de El Dorado en 1536.
Después de haber derrotado a los Muiscas y haber establecido a Bogotá como la capital del Nuevo Reino de Granada, Quesada se dio cuenta de que
Federmann y Belalcázar también habían reclamado la misma tierra; en un pacífico
encuentro llevado a cabo en Bosa, les convenció de regresar a España en 1539 y resolver el asunto.
Mientras los tres entablaban batallas legales por Nueva Granada, otros
hombres continuaron la búsqueda. En 1541 Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana salen en
pos de El Dorado y terminan en un desastroso viaje por el Amazonas. Después de dividirse en dos grupos, Pizarro
y sus hombres regresaron a Quito, mientras que Orellana continuó el viaje,
descubriendo y dando nombre al río Amazonas.
En 1541
el explorador español, nacido en Alemania, Felipe de Utre, emprendió una infructuosa búsqueda de
El Dorado a lo largo del Amazonas en el territorio de Omagua. Encontró un territorio densamente poblado,
pero ningún reino dorado.
Walter
Raleigh fue el primer explorador inglés en emprender la búsqueda.
Raleigh partió para la Guayana, a la que denominó en 1595 como "Guiana". Navegó a lo largo del río
Orinoco (hoy Venezuela) hacia el interior de la Guayana, encontró
algunos objetos de oro, pero nada de las dimensiones de la leyenda, después de
lo cual publicó un libro sobre su viaje titulado El descubrimiento de la
Guiana, donde promovía la exploración del Reino Dorado.
En 1987
se publicó en un diario local Folha de Boa Vista del estado de Roraima
(Brasil)
lo que podría significar, si se verifica, un descubrimiento excepcional hecho
por Roland Stevenson, Chileno radicado en la ciudad de Manaus. Dio cuenta de un camino inca desde el Ecuador
hasta las sierras de las Guyanas con tambos de piedra en su recorrido. Además
encontró vestigios de indumentaria inca e inclusive grabados en piedra con
motivos andinos. Especuló además con que el nombre «Guyana» podría provenir del Inca Huayna Cápac , ya
que se su pronunciación es semejante, y aseguró que algunas etnias hablaban una
lengua emparentada con el idioma quechua,[1]
así como que la fisonomía de algunos representantes de la etnia Yanomami era muy
parecida a la de los pobladores andinos.
El Dorado y el falso mito de Guatavita:
En 1990 y luego de tres años de preparativos e
investigaciones, el documentalista y periodista colombiano Roberto Tovar Gaitán ingresa con un equipo de buzos y
cámaras de televisión, a la Laguna de Guatavita ubicada en Sesquilé Cundinamarca, comprobando que tiene una profundidad
de 26 metros en el centro. Descubre además, en sus fondos, gran cantidad de
arbustos muertos y pastos casi petrificados por el frío, los cuales evidencian
que entre 1900 y 1906 la laguna fue secada totalmente. Además Tovar localiza un
túnel por el cual se desaguó la laguna.[cita
requerida]
En su viaje titulado Las lagunas del Dorado, evidencia y demuestra que
aun cuando la laguna de Guatavita fue un centro ceremonial importante para la
iniciación de los jóvenes que serían coronados Zipas o reyes de Bacatá, esa laguna «no fue la verdadera cuna de El
Dorado». Según los hallazgos, la verdadera sería la lagunita de Siecha (palabra muisca que significa La casa del
varón), localizada cerca de la pirámide del Sol Muisca, a 35 kilómetros de
Guatavita.[cita requerida]
Toda la historia se relata en una serie de vídeos documentales, titulada
Colombia oculta, propiedad del Sr. Tovar y que se pueden ver en la
videoteca del Museo del Oro de Bogotá.[
Periodo Colonial
Cuando llegaron los españoles a la región, éstos encontraron que los Muiscas habitaban el altiplano y eran gobernados por El Zipa y una serie de caciques menores. Dos fuertes enfrentamientos en Zipaquirá y a orillas del río Bogotá derrotaron a los Chibchas y el Zipa Tisquesusa se dio a la retirada. Localizado en Facatativá, fue asesinado por los españoles. Una alianza con su sucesor Sagipa permitió derrotar y someter a los Panches en la Batalla de Tocarema y posteriormente con el acuerdo en Tocaima se sometió la restante nación Panche. De esa forma todo el territorio de Cundinamarca se sujetó a la corona española.
La Sabana de Bogotá fue escenario del encuentro de los conquistadores Gonzalo Jiménez de Quesada, Nicolás de Federmán y Sebastián de Belalcázar en 1538.
Si bien los territorios se denominaron Nuevo Reino de Granada por Jiménez de Quesada, la región estuvo sometida en sus orígenes a la gobernación de Cartagena. Se constituyó Real Audiencia en 1548, perteneciente al Virreinato del Perú y desde 1564 nombró presidentes. Durante todos estos años los territorios se expandieron hasta ocupar el territorio de la actual Colombia. El 9 de marzo de 1687 en la ciudad de Santafe de Bogotá y sus alrededores se sintió un fuerte ruido acompañado de de un hedor azufrado que causó pánico en la población, y cuyo origen no pudo determinarse. El fenómeno pasó a llamarse el Tiempo del Ruido. En 1717 se constituyó en Virreinato pero fue suspendido en 1724. Reinstaurado en 1739 continuó hasta la independencia. En Cundinamarca también se encendió la Insurrección de los comuneros en La Mesa, Villeta, Guaduas, y Bituima.
La Sabana de Bogotá fue escenario del encuentro de los conquistadores Gonzalo Jiménez de Quesada, Nicolás de Federmán y Sebastián de Belalcázar en 1538.
Si bien los territorios se denominaron Nuevo Reino de Granada por Jiménez de Quesada, la región estuvo sometida en sus orígenes a la gobernación de Cartagena. Se constituyó Real Audiencia en 1548, perteneciente al Virreinato del Perú y desde 1564 nombró presidentes. Durante todos estos años los territorios se expandieron hasta ocupar el territorio de la actual Colombia. El 9 de marzo de 1687 en la ciudad de Santafe de Bogotá y sus alrededores se sintió un fuerte ruido acompañado de de un hedor azufrado que causó pánico en la población, y cuyo origen no pudo determinarse. El fenómeno pasó a llamarse el Tiempo del Ruido. En 1717 se constituyó en Virreinato pero fue suspendido en 1724. Reinstaurado en 1739 continuó hasta la independencia. En Cundinamarca también se encendió la Insurrección de los comuneros en La Mesa, Villeta, Guaduas, y Bituima.
Después de arribar con más de 500 hombres en su expedición desde Santa Marta
y terminar con tan solo 70 y luego de haber derrotado a los muiscas y
conquistado la Sabana de Bogotá, Gonzalo Jiménez de Quesada oficio la "fundación
de
facto" de la ciudad. La ceremonia tuvo lugar el 6 de agosto de
1538, con la construcción de doce bohíos y una capilla en el sitio llamado
Thybzaca (hoy Teusaquillo).[15] Se presume que el
acontecimiento ocurrió en la actual Plazoleta del Chorro de Quevedo, aunque no
existen documentos para confirmarlo.[16] El 22 de abril de
1539, Jiménez de Quesada también realizó la "fundación jurídica" de Santafé en
compañía de Nicolás Federmann y Sebastián de Belalcázar.[17] Inicialmente
llamada Nuestra Señora de la Esperanza, en la fundación jurídica cambió su
nombre a Santafé.
La real cédula del emperador Carlos I elevó a Santafé a la categoría de
ciudad, el 27 de julio de 1540.[18] El Cabildo de
Santafé ya había sido establecido en 1539, y en 1548 el emperador le otorgó el
título de muy noble, muy leal y ciudad más antigua del Nuevo Reino, y por
blasón de armas un escudo[19] en que está una
águila negra en campo de oro, con una granada abierta en cada garra, orlado de
algunos ramos de oro en campo azul.
Desde que Jiménez denominó, en 1538, a todos los territorios que rodeaban
Santafé como el Nuevo Reino de Granada, Santafé fue durante todo el período
colonial la sede del gobierno de la Audiencia del Nuevo Reino de Granada (creada
en 1550) y capital de éste, dependiente del Virreinato del Perú. A partir de 1717, la ciudad
fue capital del Virreinato de Nueva Granada, acogiendo a los
virreyes, tras haber disputado la sede virreinal a Cartagena de Indias.[20] En 1783, el virrey
creó una comisión científica, dirigida por José Celestino Mutis, que inició sus
investigaciones en los cerros de Santafé, primeros pasos de lo que después se
conocería como la Expedición Botánica.[21] Alexander
von Humboldt visitó Bogotá a principios del siglo XIX, atraído
pos sus instituciones culturales y científicas, entre las que se contaba el
primer observatorio astronómico de América, y que había
sido promovido por Mutis.[22]
En la ciudad habitaban algunos de los criollos más influyentes del Virreinato
(próceres de la talla de Policarpa Salavarrieta y Antonio Nariño), por lo que en gran medida fue
allí donde se gestó el movimiento independentista en el que se destacan
los hechos que se conocen como el evento de "El
Florero de Llorente", cuando los hermanos Francisco y Antonio
Morales entraron a pedir prestado, para adornar una cena con un funcionario real
llegado de España, un florero al comerciante español José González Llorente, que
tenía un almacén en la esquina nororiental de la hoy llamada Plaza
de Bolívar, siendo rechazados de mala forma por éste, lo que fue
tomado como una excusa para provocar una reyerta que terminó en disturbios entre
la población. Este hecho marca el inicio de las luchas y el Grito de
Independencia. Si bien el territorio fue reconquistado por los españoles en
1816, finalmente en 1819 se obtuvo la independencia definitiva.
y terminar con tan solo 70 y luego de haber derrotado a los muiscas y
conquistado la Sabana de Bogotá, Gonzalo Jiménez de Quesada oficio la "fundación
de
facto" de la ciudad. La ceremonia tuvo lugar el 6 de agosto de
1538, con la construcción de doce bohíos y una capilla en el sitio llamado
Thybzaca (hoy Teusaquillo).[15] Se presume que el
acontecimiento ocurrió en la actual Plazoleta del Chorro de Quevedo, aunque no
existen documentos para confirmarlo.[16] El 22 de abril de
1539, Jiménez de Quesada también realizó la "fundación jurídica" de Santafé en
compañía de Nicolás Federmann y Sebastián de Belalcázar.[17] Inicialmente
llamada Nuestra Señora de la Esperanza, en la fundación jurídica cambió su
nombre a Santafé.
La real cédula del emperador Carlos I elevó a Santafé a la categoría de
ciudad, el 27 de julio de 1540.[18] El Cabildo de
Santafé ya había sido establecido en 1539, y en 1548 el emperador le otorgó el
título de muy noble, muy leal y ciudad más antigua del Nuevo Reino, y por
blasón de armas un escudo[19] en que está una
águila negra en campo de oro, con una granada abierta en cada garra, orlado de
algunos ramos de oro en campo azul.
Desde que Jiménez denominó, en 1538, a todos los territorios que rodeaban
Santafé como el Nuevo Reino de Granada, Santafé fue durante todo el período
colonial la sede del gobierno de la Audiencia del Nuevo Reino de Granada (creada
en 1550) y capital de éste, dependiente del Virreinato del Perú. A partir de 1717, la ciudad
fue capital del Virreinato de Nueva Granada, acogiendo a los
virreyes, tras haber disputado la sede virreinal a Cartagena de Indias.[20] En 1783, el virrey
creó una comisión científica, dirigida por José Celestino Mutis, que inició sus
investigaciones en los cerros de Santafé, primeros pasos de lo que después se
conocería como la Expedición Botánica.[21] Alexander
von Humboldt visitó Bogotá a principios del siglo XIX, atraído
pos sus instituciones culturales y científicas, entre las que se contaba el
primer observatorio astronómico de América, y que había
sido promovido por Mutis.[22]
En la ciudad habitaban algunos de los criollos más influyentes del Virreinato
(próceres de la talla de Policarpa Salavarrieta y Antonio Nariño), por lo que en gran medida fue
allí donde se gestó el movimiento independentista en el que se destacan
los hechos que se conocen como el evento de "El
Florero de Llorente", cuando los hermanos Francisco y Antonio
Morales entraron a pedir prestado, para adornar una cena con un funcionario real
llegado de España, un florero al comerciante español José González Llorente, que
tenía un almacén en la esquina nororiental de la hoy llamada Plaza
de Bolívar, siendo rechazados de mala forma por éste, lo que fue
tomado como una excusa para provocar una reyerta que terminó en disturbios entre
la población. Este hecho marca el inicio de las luchas y el Grito de
Independencia. Si bien el territorio fue reconquistado por los españoles en
1816, finalmente en 1819 se obtuvo la independencia definitiva.
Periodo de Independencia
Desde el 20 de julio de 1810 se dio la gesta de la independencia en
territorio cundinamarques. Allí nació la palabra "Cundinamarca" cuando los
centralistas bajo el mando de Antonio Nariño quisieron crear un estado
unificado y centralista con este nombre; mientras, los federalistas de Camilo
Torres se enfrentaron para crear las "Provincias Unidas de la Nueva Granada". Este
periodo de guerra civil favoreció la reconquista española en 1816. Tras la Batalla de Boyacá se alcanzó la independencia y
se hizo extensivo el nombre de Cundinamarca a toda la Nueva Granada.
En 1831 la Nueva Granada se separó la Gran Colombia, y Cundinamarca se constituye en uno de sus
departamentos. Debido a diferentes cambios político-administrativos dicha
entidad territorial se disolvió en varias provincias, entre ellas Bogotá,
la cual se convirtió en el Estado Soberano de Cundinamarca el 15 de
junio de 1857 a partir de la unión de las provincias
neogranadinas de Bogotá, Mariquita, Neiva, Tequendama, Zipaquirá y el Territorio de San Martín. Dicho estado existió
durante la época de la Confederación Granadina y posteriormente de los
Estados Unidos de Colombia, gracias a las
constituciones Federales.
En 1886,
gracias a la nueva constitución política, Cundinamarca se convirtió en
Departamento a partir de la creación de la nueva República de Colombia.[4] Como dato curioso,
el presidente Manuel Antonio Sanclemente gobernó desde Tocaima
al no soportar el clima frío de la capital, Bogotá.
territorio cundinamarques. Allí nació la palabra "Cundinamarca" cuando los
centralistas bajo el mando de Antonio Nariño quisieron crear un estado
unificado y centralista con este nombre; mientras, los federalistas de Camilo
Torres se enfrentaron para crear las "Provincias Unidas de la Nueva Granada". Este
periodo de guerra civil favoreció la reconquista española en 1816. Tras la Batalla de Boyacá se alcanzó la independencia y
se hizo extensivo el nombre de Cundinamarca a toda la Nueva Granada.
En 1831 la Nueva Granada se separó la Gran Colombia, y Cundinamarca se constituye en uno de sus
departamentos. Debido a diferentes cambios político-administrativos dicha
entidad territorial se disolvió en varias provincias, entre ellas Bogotá,
la cual se convirtió en el Estado Soberano de Cundinamarca el 15 de
junio de 1857 a partir de la unión de las provincias
neogranadinas de Bogotá, Mariquita, Neiva, Tequendama, Zipaquirá y el Territorio de San Martín. Dicho estado existió
durante la época de la Confederación Granadina y posteriormente de los
Estados Unidos de Colombia, gracias a las
constituciones Federales.
En 1886,
gracias a la nueva constitución política, Cundinamarca se convirtió en
Departamento a partir de la creación de la nueva República de Colombia.[4] Como dato curioso,
el presidente Manuel Antonio Sanclemente gobernó desde Tocaima
al no soportar el clima frío de la capital, Bogotá.
Periodo Republicano
La ciudad se convirtió en capital de la Gran Colombia hasta 1830,[23] cuando este estado se
disolvió dando inicio a los hoy estados de Ecuador, Venezuela y Colombia (Panamá se separaría en 1903). La historia de Colombia en el resto de ese
siglo fue una seguidilla de guerras civiles, entre las cuales la más
trascendental fue la Guerra de los Mil Días, en la que las facciones Conservadora y Liberal
desangraron al país entre finales del siglo XIX y comienzos de siglo XX.
En 1876 el Concejo de la ciudad estableció la nomenclatura y numeración de
calles y carreras cambiando los tradicionales nombres de las calles por números
consecutivos tal y como se manejan en la actualidad.[24] Durante la existencia
de los Estados Unidos de Colombia (1863 - 1886), Bogotá
recibió el título de Capital Federal y sus pocos barrios fueron elevados a la
categoría de cantones. En 1889 se estrenó la primera línea del Ferrocarril de
Bogotá desde San Victorino hasta Facatativá,[25] la cual, finalizando
el siglo XIX, ya contaba con más de 100 km de vías férreas permitiendo, con los
empalmes, llegar a distintas zonas del país e incluso hasta el Mar
Caribe. En 1884 comenzó a operar el servicio de tranvía
de mulas (de la Plaza de Bolívar a Chapinero), y en 1910 hizo lo
propio el sistema de tranvía eléctrico, que hasta los años 1940 se
extendió en múltiples líneas alrededor de la ciudad y sus cercanías. Junto con
el tren, estos medios de transporte fueron los pilares del desarrollo de esta
ciudad que en 1912 tenía una población apenas superaba los 120 mil
habitantes.[26]
En los años 1920 se inauguró en Bogotá el primer aeropuerto de Latinoamérica
y se inició el suministró de energía eléctrica ininterrumpido a la ciudad, con la
construcción de una central eléctrica en el Salto del Tequendama que aún se encuentra en
funcionamiento. A partir de la década siguiente se llevaron a cabo los primeros
proyectos urbanísticos con motivo del cuarto centenario de la fundación de la
ciudad: complejo urbanístico en el barrio de Teusaquillo, la Ciudad Universitaria, el Parque Nacional y el estadio Nemesio Camacho El Campín. Sin embargo, este
florecimiento se vio detenido tras la muerte de Jorge
Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948, que fue seguida por la
destrucción y el saqueo de parte de la ciudad, en el suceso conocido como el Bogotazo.
Una de las consecuencias fue que las familias pudientes, que hasta ese momento
habían habitado mayoritariamente el centro de la ciudad, se fueron desplazando
paulatinamente a otros sectores de la ciudad como Chapinero y El Chicó, e incluso a poblaciones cercanas como Usaquén
y Suba.[25]
Durante la IX Conferencia Panamericana realizada en la ciudad en
1948, se firmó el Pacto de Bogotá que generó la creación de la Organización de Estados Americanos (OEA).[27] La dictadura militar
de mediados de los años 1950, dirigida por el General Gustavo Rojas Pinilla, contribuyó al desarrollo de la
ciudad, gracias a la construcción de la Autopista Norte, del nuevo Aeropuerto Internacional El Dorado y la
reconstrucción de la avenida que lo unía al centro de la ciudad (Calle
26) y el Centro Internacional, cerca de donde años antes se
había inaugurado el Hotel Tequendama. En 1961, se desarrolló la
construcción del barrio Ciudad Kennedy como parte de la "Alianza
para el Progreso", liderada por el gobierno estadounidense.
Varios hechos se han desarrollado en la ciudad en el marco del Conflicto
armado en Colombia iniciado en los años 1960. Entre los más
trascendentales están: la toma de la embajada de la República Dominicana, el asalto al Cantón Norte, la toma
del Palacio de Justicia, el ataque terrorista contra el Club El Nogal, así cómo
el atentado al edificio del DAS perpetrado por el
narcotráfico.
A partir del primer mandato de Antanas Mockus como Alcalde Mayor en 1994, la ciudad
ha experimentado importantes cambios.[28] Se ha desarrollado el
sistema de transporte TransMilenio y se ha llevado a cabo la recuperación
del espacio peatonal, a lo que se suma la construcción de una red de bibliotecas públicas y una red de ciclorrutas.
Además de eso, la implementación de medidas como el Pico y
placa, la Hora zanahoria y programas sociales, que incluyen la
creación de comedores comunitarios y la ampliación de la cobertura educativa
para la población de bajos recursos.
disolvió dando inicio a los hoy estados de Ecuador, Venezuela y Colombia (Panamá se separaría en 1903). La historia de Colombia en el resto de ese
siglo fue una seguidilla de guerras civiles, entre las cuales la más
trascendental fue la Guerra de los Mil Días, en la que las facciones Conservadora y Liberal
desangraron al país entre finales del siglo XIX y comienzos de siglo XX.
En 1876 el Concejo de la ciudad estableció la nomenclatura y numeración de
calles y carreras cambiando los tradicionales nombres de las calles por números
consecutivos tal y como se manejan en la actualidad.[24] Durante la existencia
de los Estados Unidos de Colombia (1863 - 1886), Bogotá
recibió el título de Capital Federal y sus pocos barrios fueron elevados a la
categoría de cantones. En 1889 se estrenó la primera línea del Ferrocarril de
Bogotá desde San Victorino hasta Facatativá,[25] la cual, finalizando
el siglo XIX, ya contaba con más de 100 km de vías férreas permitiendo, con los
empalmes, llegar a distintas zonas del país e incluso hasta el Mar
Caribe. En 1884 comenzó a operar el servicio de tranvía
de mulas (de la Plaza de Bolívar a Chapinero), y en 1910 hizo lo
propio el sistema de tranvía eléctrico, que hasta los años 1940 se
extendió en múltiples líneas alrededor de la ciudad y sus cercanías. Junto con
el tren, estos medios de transporte fueron los pilares del desarrollo de esta
ciudad que en 1912 tenía una población apenas superaba los 120 mil
habitantes.[26]
En los años 1920 se inauguró en Bogotá el primer aeropuerto de Latinoamérica
y se inició el suministró de energía eléctrica ininterrumpido a la ciudad, con la
construcción de una central eléctrica en el Salto del Tequendama que aún se encuentra en
funcionamiento. A partir de la década siguiente se llevaron a cabo los primeros
proyectos urbanísticos con motivo del cuarto centenario de la fundación de la
ciudad: complejo urbanístico en el barrio de Teusaquillo, la Ciudad Universitaria, el Parque Nacional y el estadio Nemesio Camacho El Campín. Sin embargo, este
florecimiento se vio detenido tras la muerte de Jorge
Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948, que fue seguida por la
destrucción y el saqueo de parte de la ciudad, en el suceso conocido como el Bogotazo.
Una de las consecuencias fue que las familias pudientes, que hasta ese momento
habían habitado mayoritariamente el centro de la ciudad, se fueron desplazando
paulatinamente a otros sectores de la ciudad como Chapinero y El Chicó, e incluso a poblaciones cercanas como Usaquén
y Suba.[25]
Durante la IX Conferencia Panamericana realizada en la ciudad en
1948, se firmó el Pacto de Bogotá que generó la creación de la Organización de Estados Americanos (OEA).[27] La dictadura militar
de mediados de los años 1950, dirigida por el General Gustavo Rojas Pinilla, contribuyó al desarrollo de la
ciudad, gracias a la construcción de la Autopista Norte, del nuevo Aeropuerto Internacional El Dorado y la
reconstrucción de la avenida que lo unía al centro de la ciudad (Calle
26) y el Centro Internacional, cerca de donde años antes se
había inaugurado el Hotel Tequendama. En 1961, se desarrolló la
construcción del barrio Ciudad Kennedy como parte de la "Alianza
para el Progreso", liderada por el gobierno estadounidense.
Varios hechos se han desarrollado en la ciudad en el marco del Conflicto
armado en Colombia iniciado en los años 1960. Entre los más
trascendentales están: la toma de la embajada de la República Dominicana, el asalto al Cantón Norte, la toma
del Palacio de Justicia, el ataque terrorista contra el Club El Nogal, así cómo
el atentado al edificio del DAS perpetrado por el
narcotráfico.
A partir del primer mandato de Antanas Mockus como Alcalde Mayor en 1994, la ciudad
ha experimentado importantes cambios.[28] Se ha desarrollado el
sistema de transporte TransMilenio y se ha llevado a cabo la recuperación
del espacio peatonal, a lo que se suma la construcción de una red de bibliotecas públicas y una red de ciclorrutas.
Además de eso, la implementación de medidas como el Pico y
placa, la Hora zanahoria y programas sociales, que incluyen la
creación de comedores comunitarios y la ampliación de la cobertura educativa
para la población de bajos recursos.
Siglo XX
Durante el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla se declara a Bogotá como Distrito Especial. La constitución de
1991 la ratificó como Distrito Capital convirtiéndola en ente independiente y de
primer orden en el país. Pese a que la gobernación queda dentro de Bogotá, Cundinamarca no tiene jurisdicción sobre
Bogotá D.C. por tal razón no hay correspondencia administrativa. Se ha propuesto
como capital del departamento a Girardot, Chía, Zipaquirá, Fusagasugá, Facatativá, etc.[cita
requerida] La historia de Colombia ha girado
básicamente en torno de Cundinamarca por contener ésta a la capital del país.
1991 la ratificó como Distrito Capital convirtiéndola en ente independiente y de
primer orden en el país. Pese a que la gobernación queda dentro de Bogotá, Cundinamarca no tiene jurisdicción sobre
Bogotá D.C. por tal razón no hay correspondencia administrativa. Se ha propuesto
como capital del departamento a Girardot, Chía, Zipaquirá, Fusagasugá, Facatativá, etc.[cita
requerida] La historia de Colombia ha girado
básicamente en torno de Cundinamarca por contener ésta a la capital del país.
Demografía y Etnografía
Según el último censo realizado en 2005, en Cundinamarca habitan 2.280.037
personas.,[1] sin contar las
6.776.009 de la capital, Bogotá. La composición racial es:[20]
La ciudades de Bogotá, Zipaquirá, Soacha, La Calera, Cota, Chía,
Madrid, Funza, Mosquera, Facatativá y Fusagasugá conforman una sola Área Metropolitana, de facto, siendo la zona
más poblada del departamento con 8 millones de habitantes y densidad promedio de
7.400 hab/km², una de las más altas del mundo.
personas.,[1] sin contar las
6.776.009 de la capital, Bogotá. La composición racial es:[20]
- Mestizos y Blancos (96,29%)[21]
- Negros o Afrocolombianos (3,37%)
- Amerindios o Indígenas (0,34%)
- Gitanos (0,00%)
La ciudades de Bogotá, Zipaquirá, Soacha, La Calera, Cota, Chía,
Madrid, Funza, Mosquera, Facatativá y Fusagasugá conforman una sola Área Metropolitana, de facto, siendo la zona
más poblada del departamento con 8 millones de habitantes y densidad promedio de
7.400 hab/km², una de las más altas del mundo.